Colectivos y resistencias, políticas del acontecimiento y Cibercultura
En este texto se desarrolla un idea general de cómo la Cibercultura posibilita el surgimiento de una serie de prácticas que potencian formas tradicionales de ejercer una ciudadanía activa, que basa sus acciones en una política de lo cotidiano ejerciéndola desde el uso social de las tecnologías de la información y la comunicación digitales y análogas; Y estás a su vez, respondiendo a su naturaleza de actualización constante para adaptarse a las tensiones generales que vive el mundo de hoy, convergen y permiten la emergencia de diferentes lenguajes, y narrativas que bien, validan no solo la pertinencia de la existencia de colectivos virtuales, sino que constatan formas de organización y resistencias actuales, que vale la pena mirarse desde el campo de estudio de la “Comunicación Educativa.”
Antes que nada, es importante visibilizar el concepto de Cibercultura, con ánimo de encaminar este texto hacía lo propuesto en el párrafo anterior. Se entiende por Cibercultura un “Espacio Antropológico[1]” que emerge de las conexiones técnicas existentes entre las redes de información y comunicación digital, que resalta “tanto el carácter complejo e híbrido y de relación inextricable entre tecnología, cultura, naturaleza, como la emergencia de un nuevo mundo: una multiplicidad de prácticas, relaciones de poder, nuevas redes sociales de interacción y de acción, experiencias y representaciones sociales, que no se organizan necesariamente desde las identidades tradicionales, creando nuevas culturas y demarcaciones en el campo social y político en interacción con otras formas culturales y políticas”. (Rocío Rueda 2004)
Desde esta perspectiva no se trata de ser condescendiente con el concepto de desarrollo tecnológico impuesto desde los países supuestamente desarrollados, mas bien se expone como una idea que duda de la neutralidad de los artefactos tecnológicos, que son pensados desde unos pocos usos instrumentales e instaurados bajo la idea de masificación para el desarrollo, cuando se ha visto que la apropiación social de la tecnología genera otros usos increíbles de las mismas, capaces de fortalecer formas de organización social, mas flexibles, rápidas pero también, ligeras, evanescentes y nómadas como lo sucedido en Egipto hace pocos años.
Retomando a (Rocío Rueda 2004) cuando cita a (Winner, L 1987) “Se reconoce que las tecnologías, tienen política, es decir, diseñan formas de ser, formas de vida” por tanto se habla de tecnopolítica como una forma de asumir la innovación tecnológica como innovación social, es decir, comprender la tecnología mas allá de artefactos, cables, conexiones, y comprender lo tecnológico como algo inherente a la historia misma del ser humano, pues hablar de la historia del mundo es también hablar de los desarrollos tecnológicos que posibilitaron tener el mundo que hoy se vive.
Lo anterior nos invita no solo a pensar en la idea que las tecnologías diseñan formas de ser y formas de estar, sino también en el impacto que esto tiene en la configuración de la sociedades actuales, como lo dice (Levy 2007) “Los regímenes autoritarios, muy adaptados a los medios unidireccionales, centralizadores y territorializados, resistieron mal las redes telefónicas, los satélites de televisión, los fax, las fotocopiadoras y todos los instrumentos que estimulan una comunicación descentralizada, transversal y no jerárquica.”
Esto sin duda, contribuye de manera directa a las crisis y tensiones que se viven hoy a nivel mundial, lo que Amin Maalouf ha llamado el “Desbarajuste del mundo” Bauman lo describe como la “Modernidad Liquida” y otras personas dedicadas a la investigación de las redes se atreven a denominarla como Sociedad de la Información y el Conocimiento. Sin embargo mas allá de las etiquetas, interesa puntualizar sobre todo, en las tensiones de la comunicación, las instituciones, los saberes y del sujeto mismo, en relación con el protagonismo de las tecnologías para potencializar viejas formas de organización social que retoman formas tradicionales de democracia directa, en tiempo real y a gran escala.
(Levy 2011) describe estas tensiones en la introducción de su articulo en Tech y Redes de la siguiente manera: “El medio digital del siglo XXI se caracteriza por una posibilidad de expresión pública, de interconexión sin fronteras y de acceso a la información sin precedentes en la historia humana. Este medio viene reemplazando, absorbiendo el antiguo sistema de los medios estructurados por la edición en papel, en cine, los periódicos, la radio y la televisión” Dicho medio ha logrado poner en jaque las estructura molares –pesadas- de la comunicación y las tecnologías intelectuales que organizaron la economía y la política en el proyecto moderno del desarrollo.
Estructuras que soportan instituciones y discursos centrados en las verdades absolutas validando los autoritarismos, dando protagonismo a los modelos comunicativos unidireccionales, hoy como lo dice (Levy 2007) “se abre un campo político y cultural, casi virgen”, tal vez un esfera pública que permita ir recreando deliberadamente la civilización misma, que ayude a inventar nuevas tecnologías intelectuales que permitan superar la democracia representativa y trascendente.
Esto quizás tenga que ver mas con una actitud de cambio personal, una actitud centrada en la inmanencia mas que en la trascendencia y legitimación de acciones en la representatividad e institucionalidad, donde la emergencia de acciones cotidianas de cambio se den de manera consciente contribuyendo con la construcción de sujetos políticos y la reinvención de un concepto de ciudadanía que se encuentra interpelada por prácticas de colectivos que resisten desde su que hacer diario, una política del acontecimiento, de lo cotidiano que resiste desde lo molecular a las viejas estructuras institucionales, no para negarlas y condenarlas al olvido, mas bien para tenerlas en cuenta para construir y reinventar el mundo.
En palabras de (Jenkins 2006) se viven tiempos de la “Cultura de la Convergencia” “donde chocan los viejos y los nuevos medios, donde los medios populares se entrecruzan con los corporativos, donde el poder del productor y el consumidor mediáticos interaccionan de maneras impredecibles” y las tecnologías mas sociales, como se han denominado por el uso social de las mismas, han permitido que diferentes personas se organicen a nivel mundial con causas similares para crear sinergias entre ellas, pero sobre todo para resistir desde la generación de relatos, de otras narrativas que se mezclan, contenidos que aluden a las formas propias del REMIX.
(Valderrama 2010) lo describe como una “tendencia mundial a la creación de espacios digitales absolutamente desbordados de expresión del sujeto, con gran potencialidad para estructurarse en redes de intercambio, en la cuales los sujetos individuales y colectivo pueden verdaderamente narrarse, narrar su relación con el mundo y expresar su opinión prácticamente sin ninguna censura.”
Finalmente, se podría hacer una lista enorme sobre diferentes experiencias de orden colectivo que se generan a partir del uso social de la tecnología, como el MediaLAB Prado en Madrid con sus diferentes líneas de profundización acerca del laboratorio del Procomún, interactivo que busca desarrollar aplicativos digitales para intervenciones en la ciudades; SharedFood como una plataforma de colaboración donde se comparte comida con otras personas necesitadas y afectadas por la crisis mundial, plataformas de Crowfounding inspiradas en la inteligencia colectiva.
En Colombia por supuesto estos laboratorios han ido constituyéndose y generando otras formas de lo común, LabsurLab en Medellin reúne colectivos que trabajan alrededor del desarrollo de tecnologías para cerrar la brecha digital no contemplada en las políticas públicas, haciendo resistencia desde la Ética Hacker (Pekka Himanen 2001), la fundación casa del bosque en Bogotá y en Pereira desde luego el laboratorio de la Nebulosa Fanzine donde se desarrollan proyectos como el Banco Común de Conocimientos, La Bitácora de sueños, Yo Participo, Recuerdos Digitales y la Cartografía social digital de la ciudad.
Todas estas formas de resistencia a la institucionalidad se convierten en temas potenciales que validan la existencia del campo de la comunicación educativa, pues la convergencia como lo dice (Jenkins 2006) “no tiene lugar mediante aparatos mediáticos sofisticados que estos puedan llegar a ser. La convergencia se produce en el cerebro… La inteligencia colectiva puede verse como una fuente alternativa de poder mediático. Estamos aprendiendo a usar ese poder mediante nuestras interacciones cotidianas en el seno de la cultura de la convergencia. Ahora mismo estamos empleando este poder colectivo principalmente a través de nuestra vida recreativa, pero pronto desplegaremos esas habilidades para propósitos mas <<serios>>.”
Así pues, el panorama actual no solo demanda que la Comunicación Educativa responda a estas situaciones de cambio, sino también propuestas que ayuden superar la idea de comunicación basada en masas, por comunicación basada en la inteligencias de las multitudes, de los prosumidores; en tiempos donde reinventarse es la norma, ¿por que seguir haciendo las cosas de las misma manera?
Quizas la comunicación educativa a través de la investigación, pueda lograr la alfabetización para la inteligencia colectiva que propone (Levy 2011), pues la participación en esta nueva esfera pública actual/virtual, demanda competencias y habilidades mas refinadas que la anterior esfera pública de comunicación unidireccional, “Los participantes de la nueva esfera pública no son apenas autores, ellos también son potenciales editores, bibliotecarios, curadores y críticos… el ciudadano del siglo XXI debe aprender a practicar una comunicación estigmérgica multidimensional y responsable” al parecer este es un de los retos de comunicación y la educación.
“Vivir distribuidos o morir invisibles”
Hugo Pardo Kuklinski
Imagine Post Digital – Barcelona 2012
(texto construido en el marco del proyecto Yo Participo de la Nebulosa Fanzine)
BIBLIOGRAFÍA
APARICI, Roberto (2010). Educomunicación: más allá del 2.0. España, Barcelona: Gedisa.
HIMANEN, Pekka. (2001). La Ética Hacker y espíritu de la era de la información. EE.UU.
JENKINS, Henrry (2006). Cultura de la convergencia. EE.UU, New York: New York University Press
LÉVY, P. (1998). ¿Qué es lo virtual?. Traducción del francés por Diego Levis. Barcelona, Buenos Aires, México, Francia: Paidós.
LÉVY, P. (2011). «El medio Digital» la esfera pública del siglo XXI. From en:
Tech y Redes: http://techyredes.files.wordpress.com/2011/08/techyredes_articulo-pierrelevy1. Pdf
LÉVY, P. (2007). Inteligencia Colectiva: por una antropología del ciberespacio. Traducción del frances por Felino Martínez Álvarez. Francia: La Découverte (Essais).
ORTIZ, R. R. (2008). Ciberciudadanías: transiciones culturales y emergencias políticas. Proyecto de investigación, Universidad Pedagógica Nacional y Universidad del Valle, Bogotá.
ORTIZ, R. R. (2010). Cibercultura, Política y Creatividad Social. en: Revista Gestión de las Personas y la Tecnología ISSN: 0718-5693 (8), 66 -76.
ORTIZ, R. R. (2004). Tecnocultura y nuevas ciudadanías. en: Revista Periferia ISSN: 0123-4196 , 4, 84-91.
ORTIZ, R. R. (2005). Apropiación social de las tecnologías de la información: ciberciudadanías emergentes. en Tecnología y Comunicación Educativas ISSN: 0187-0785 (41), 19-33.
VALDERRAMA HIGUERA, C. E. (2004). Medios de comunicación y globalización: tensiones de la politica, las identidas y la educación. en Colombia Nómadas ISSN:0121-7550 (21), 12 -22.
VALDERRAMA HIGUERA, C. E. (2008). Movimientos sociales Tic y prácticas políticas. en Colombia Nómadas ISSN: 0121-7550 (28), 94-101.
[1] Pierre Levy en Inteligencia Colectiva, define los Espacio Antropológicos, como espacio de creación de sentido o significancia de múltiples dimensiones, es decir, son espacios evanescentes que se crean y recrean en el actuar cotidiano al interactuar con objetos, personas e instituciones, ellos contienen mensajes, las representaciones que ellos evocan, a las personas que los intercambian y las situaciones en su totalidad. “Los espacios vividos son relativistas: ceden y se deforman alrededor de objetos que ellos contienen y que los organizan. Las personas, las imágenes, las palabras y los conceptos son más o menos estructurantés según la intensidad afectiva que se les dedica. Espacios evanescentes, como pequeñas burbujas que se crean en el momento de un encuentro, y luego desaparecen… espacios más durables, retomados, ensanchados, endurecidos, instituidos.”
Carlos Betancurth
Diseñador de la Nebulosa Fanzine y docente de la Corporación Ilógica
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